30 de Mayo del 2007 7:53 pm
Cada vez encuentro más empolvado mi viejo cuaderno.
Hoy fuí a trabajar tarde, el día estaba excelente; hoy sentí la primera garua del invierno; hizo frio, demasiado frio. Hoy es un buen dia para deprimirse, para sentirse sólo y ensimismarse, lo es.
No tengo internet en casa hoy y hay luna llena, quizás el lobo de las estepas quiera salir esta noche a olfatear por sus dominios, en búsqueda de alguna presa; o simplemente caminar bajo el cielo despejado. Se siente muy bien el despertar con un te quiero, más no creo haber despertado nunca así; pero vamos, no creo que esta sea una noche precisa para la efusividad, una vez más el escudo brilla ante mi y sonríe mostrando sus afilados dientes y se burla de mis complicaciones tontas; es difícil para mi el quitármelo de encima, pero no creo que tampoco ello sea imposible. Pienso que estoy en aquel proceso de transición, y agradezco a varias personas por tratar de apoyarme en ello; estoy tratando de dejarme ayudar, de buscar mi redención; así como Asterión en su gran casa, algún día podré ver el brillo de la espada de bronce antes del amanecer, y seré libre al fin ...
Tengo una taza de café no tan cargado al lado, y ando tosiendo a cada instante, es molesto ello, en fin...
8:24
Es temprano, la noche es demasiado joven y yo convaleciente. Me siento inerme, vulnerable, como carne blanca a punto de ser cortada, como la más insignificante hoja al caer el otoño. No puedo escribir "te extraño", no tengo para quien hacerlo; ¿Es que acaso siempre voy a tener ese tipo de necesidad?, necesito querer a alguien y sentirme querido de alguna u otra manera. Yo me complico demasiado, busco ver si el vaso está medio lleno o medio vacio, sin darme cuenta que si tengo sed, sólo debo tomarme el agua sin pensar alguna otra cosa. Me hace falta aquella inspiración divina. Oh musa!, cuando volveré a encontrarte? existirás en algún mundo ideal?
Como ves, hoy me siento solo.
Volviendo al mundo real, me creerán cuando digo te quiero?, lo he dicho muy pocas veces, y al parecer, al igual que todas mis "expresiones", no suenan muy convincentes.
En aquella espera frente al mar de soles roidos por la muerte y su próvida benevolencia
junto al haz de recuerdos hacinados dentro de un campo blanco
heme aqui, salvaje y moribundo
ahogándome en la eterna laguna
heme aqui, esperando ver el brillo de la espada
antes de sentir a la aurora con sus olores y colores
antes de ver girar a esos dados eternos, los cuales claman redención
heme aqui, solo una vez más
sin clamar ningún nombre, consumiéndome por aquel escudo de sangre
Hoy tampoco puedo dejar de citar al gran César Moro. Yo pertenezco a la sombra y envuelto en sombra yazgo sobre un lecho de lumbre.
En: Solsticio de Invierno 05/07
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